El arte, en la época actual, está menospreciado por los burgueses que se aburren y quieren pretender que hacen algo, productivo y especial, cuando lo que hacen es distraerse de lo aburridos que están, y lo que hacen ni es productivo ni es especial, y para eso están las exposiciones efímeras sin ánimo de lucro. Por otro lado, hay artistas que reivindican las injusticias sociales, usando el arte ofrecido por esa misma sociedad que los censura. En Barcelona puedes asistir al museo del arte prohibido, donde en un primer momento, podrías pensar que es algo más de lo banal y superficial que ofrece últimamente Barcelona, pero que te sorprenderá por su apuesta por la sincera reivindicación artística.
Tremendo contraste el de la belleza del edificio con la fuerza brutal que tienen las obras expuestas. Impresionan los frescos, el mosaico en el suelo, vidrieras majestuosas y hasta los marcos de las puertas. Contra esa belleza encontramos cuerpos mórbidos producto de una sociedad consumista expuestos en pantalla gigante. Una laberíntica palestina de la que resulta imposible escapar. Nos encontramos también con nuestro propio juicio de que es lo prudente contra lo que es queer. Muy acertada la instalación interactiva al final de la Expo. Anima al público a construir política a través del arte, que al fin y al cabo es lo que nos invita a pensar la Expo. Reunión de obras prohibidas, por algún motivo, que puedes ver en Barcelona.
Sin salirnos de la línea crítica, Barcelona debería seguir más una línea decidida, sincera y con valores, que también puede ser productiva económicamente, donde podamos disfrutar de la suerte que tenemos de ciudad y no avergonzarnos de la superficialidad de las cosas que se están proponiendo. Sinceramente, un museo dentro de las posibilidades muy recomendable de ver en Barcelona. Ir con tiempo para reflexionarlo.
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